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Trigo: hacer rentable nuestro sistema productivo



04/08/2015 | Estamos entrando en el mes de agosto y ya está finalizada la siembra de trigo a nivel país. Vamos a tratar de analizar esta campaña 15/16 que estamos transitando. Dos factores importantes nos definen el resultado económico del sistema, uno es el rendimiento y el otro el precio de venta.
Respecto a las necesidades agronómicas del cultivo para alcanzar altos rendimientos son de público conocimiento y se encuentran demasiado ajustadas y comprobadas, solo es cuestión de hacerlas o asesorarse con los especialistas.
El otro aspecto que influye de manera determinante es el precio de venta de esa mercadería y sobre este aspecto Hablaremos. A priori diríamos que no tenemos muchas herramientas para poder modificar el precio de venta ya que es un commodity y el productor es un simple tomador de precio en vez de formarlos. Sin embargo el trigo es uno de los cereales que con nuestros manejos podemos transformarnos en una especie de defensor de los precios ya que según la calidad que obtengamos de nuestro cereal tendremos la posibilidad de acceder a precios diferenciales. Esta diferenciación puede mejorar sustancialmente los márgenes de la actividad. Con respecto a la cantidad de hectáreas sembradas, los organismos oficiales y distintas entidades privadas del sector, no se ponen de acuerdo pero todas llegan a una misma conclusión, hubo una importante reducción. La paleta de datos gira en torno de una reducción del 15 al 25 % en la superficie sembrada. Esto nos daría en promedio a nivel nacional una superficie sembrada de 3.5 millones de has. y si consideramos un rendimiento promedio nacional de 25 qq/ha (el año pasado tuvimos un rendimiento promedio de 28 qq/ha datos de la SIIA) nos da una producción esperable de 8-9 Millones de toneladas. Considerando que para abastecer el mercado interno se necesita alrededor de 6 millones de toneladas, la exportación se encuentra muy reducida y los stocks nacionales recuperados gracias a la campaña
anterior, vamos a tener que lograr calidad en nuestros trigos para obtener mejores precios y condiciones de comercialización ya que la oferta superará a la demanda interna aún con la reducción en la superficie sembrada.

En la calidad de trigo inciden una serie de factores tales como su genética,
efectos climáticos o del ambiente (temperatura, déficit hídrico), manejo del cultivo, etc. Toda práctica de manejo que favorezca el desarrollo y crecimiento del cultivo (fecha de siembra óptima, fertilización adecuada, buena condición hídrica, control de enfermedades, malezas e insectos y otros) tendrá una asociación directa con el rendimiento. Sin embargo, la relación no siempre es directa entre rendimiento y calidad. Una vez decidido la variedad y establecido el cultivo, la herramienta que nos queda para mejor calidad es la fertilización, en específico, nitrogenada. El secreto de la fertilización recae en el momento que se lo aplica. Fertilizaciones realizadas a la siembra y hasta fin de macollaje tendrán su mayor efecto en el rendimiento. La relación inversa con la calidad dependerá de los niveles de fertilizantes usados, a mayores niveles menores la relación inversa. Las aplicaciones nitrogenadas entre espigazón y floración tienden a incrementar la calidad sin afectar de manera importante el rendimiento. Estas aplicaciones se deben realizar de manera foliar por ser el doble de eficiente que las aplicaciones al suelo. Varios ensayos a campo llegan a la conclusión de que por cada kg agregado de N se incrementa 0.05% la proteína, este es un buen valor para realizar los cálculos costo-beneficio. Invito a los productores acercarse a las distintas sucursales de Gaviglio a conocer los fertilizantes disponibles y sus posibilidades de uso. En momentos de crisis solo los más eficientes tendrán resultados positivos.
Ing. Agr. Mariano Finello




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