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Barbecho de invierno



27/05/2015 | Tras la cosecha del cultivo de verano, los suelos con muy poca vegetación viva y con un

remanente de humedad, se encuentran propicios para el nacimiento de malezas. En consecuencia,

cuanto antes se realice la pulverización, las plantas serán pequeñas y se encontrarán en activo

crecimiento, lo cual, sumado a las condiciones ambientales del clima otoñal, favorecerán la

eficacia de los principios activos al igual que la eficiencia del tratamiento: menor nivel de dosis y

mayor porcentaje de control.

Por lo general los tratamientos de control empleados bajo objetivo a largo plazo, se basan en la

mezcla de un herbicida de acción total y otro de tipo suelo­activo con acción residual. El primero

elimina las malezas emergidas en el lote en el momento de aplicar y el segundo las que pudieran

emerger luego de la aplicación.

Los herbicidas utilizados con mayor frecuencia son glifosato en mezcla con metsulfuron metil

(MM) o atrazina, el último mayormente adoptado al programar una siembra de maíz.

Un barbecho químico temprano implica la necesidad de realizar una segunda pulverización antes

de la siembra del cultivo de cosecha gruesa. Sin embargo, una única aplicación tardía al año

significará que, al momento de pulverizar, las malezas se encontrarán en un estado más avanzado y

rústico, debido a las condiciones ambientales del invierno, y a su vez, estos individuos ya habrán

efectuado mayores daños en el lote, al consumir más humedad e, incluso, ante la posibilidad de

haber aportado nuevas semillas.

La Rama Negra, Conyza bonariensis, es un ejemplo claro que determina que la sensibilidad de la

maleza al glifosato está directamente relacionada con el tamaño de la misma y permite alcanzar

controles más exitosos y económicos cuando la planta se encuentra aún en estado de roseta de

entre 3 y 8 cm. de diámetro.
Ing. Agr. Mariano Forzani




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